Tenga cuidado al retirar su dinero del cajero automático
Las “mulas cibernéticas” son las nuevas cómplices de las estafas
electrónicas realizadas por los cibercriminales, en su mayoría
organizaciones que han extendido sus tentáculos hasta Bolivia. Son
engranajes utilizados para el lavado de dinero (conversión de dinero o
bienes ilícitos en “capitales” aparentemente legales) a través de
fraudes realizados vía internet o mediante correos o llamadas a
celulares.
Según describen Elvis Núñez, experto
informático de la Policía, y Claudia Araujo, especialista de la firma
de investigación de delitos informáticos Yanapti, son personas
utilizadas para “blanquear” montos pequeños de dinero. “Primero,
organizaciones internacionales las reclutan con la promesa de que
trabajarán por medio tiempo y para realizar tareas específicas y
fáciles, como una transacción bancaria”, explica Núñez.
Previamente, los ciberdelincuentes ya cumplieron su tarea de obtener
información confidencial de clientes bancarios a través de su “pesca”
(phishing) en la red de internet. Los “pescadores” acceden a las
contraseñas secretas a través de programas espías que logran insertar
en las computadoras personales a través de páginas web con virus
informáticos o con notificaciones de premios; o mediante correos
electrónicos o con la creación de falsos portales de entidades
financieras que piden la actualización de datos de las víctimas, para
luego vaciar sus ahorros.
Otro método reciente se
presenta cuando el malhechor se hace pasar por algún pariente que
radica en el extranjero. “Se comunica por internet o celular con el
familiar y le dice que al retornar al país fue capturado en la
frontera. Después, pide que le mande entre 5.000 y 10 mil dólares para
pagar al funcionario de Migración con la promesa de devolver el dinero
al llegar al país”, narra Núñez.
Cuando el terreno
está listo para el cobro, entran en acción las “mulas cibernéticas”,
que se presentan a los bancos para llevar a cabo el retiro de dinero de
una cuenta y depositarlo en otra, o remitir el efectivo a las manos del
ciberdelincuente. Después de la denuncia e investigación, la Policía
los aprehende, pero se da cuenta que solamente son “chivos expiatorios”
a los que les espera una sentencia mínima.
Otra
forma de “pescar” ingenuos con el uso de herramientas electrónicas se
presenta con los mensajes de texto en teléfonos celulares que anuncian
que una persona resultó ganadora de un premio económico o un coche, y
para acceder a ellos los malentretenidos le solicitan el depósito de un
monto de dinero o que compren tarjetas de crédito de llamadas de
empresas telefónicas, para cargarlas a determinados números
telefónicos. Y tras lograr su objetivo, no vuelven a contactar a la
presa.
Otro delito informático fraudulento es la
clonación de tarjetas de crédito bancario. Según Araujo, esta práctica
ilegal consiste en que el delincuente utiliza un dispositivo digital
para el copiado, realizado en el mismo cajero electrónico o cuando el
usuario pierde de vista su tarjeta. “Se copia la banda de seguridad y
se imprime toda la información en un plástico. Después se averigua el
PIN (clave) a través de una cámara instalada en el cajero”.
En mayo de 2011, la Autoridad de Supervisión del Sistema Financiero
confirmó que en Santa Cruz se reportaron al menos 180 casos de robo con
tarjetas clonadas perpetrados por una banda, lo que ocasionó una
pérdida económica de 500 mil bolivianos. Araujo indica que el peligro
sigue latente mientras no se renueven las tarjetas de débito o no se
pase a la tecnología móvil para realizar transacciones bancarias. Y
asegura que aunque no se hicieron públicas más denuncias, hay bancos
que siguen siendo víctimas de estos ataques informáticos y sólo atinan
a devolver el dinero sonsacado a las víctimas.
Fuente: www.la-razon.com
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